La vida de los
habitantes de las tierras conocidas es como una balsa a merced de oleajes y
mareas de un océano tan basto y profundo que apenas alcanzan a comprender. Desastres
naturales, el movimiento de los astros, las estaciones… muchos eruditos
postulan y teorizan sobre las causas y sentido de estos sucesos, cuya respuesta
solo ofrecían las distintas religiones, siempre argumentando que era la
voluntad de los dioses las que movían las fuerzas invisibles de la naturaleza.
Pero hay fuerzas que ningún hombre de ciencia es capaz de rebatir.
Por todos los rincones
de habitados por humanos, hombres santos son capaces de invocar la voluntad de
los dioses, creando milagros que nada tienen que ver con la magia. Incluso en
ocasiones, los dioses han oído los pedidos de pecadores o personas malvadas,
que en un momento de desesperación o sincero arrepentimiento les han suplicado
su ayuda.
Además, oscuras
fuerzas pueblan el mundo. A veces ocultas a ojos de la humanidad, otras en
cambio se mezclan entre piadosos y herejes, corrompiendo todo aquello que tocan
y conspirando para destruir o dominar a los de voluntad débil.
A lo largo de la
historia, muchas religiones han surgido y desaparecido. Creadas para dar sentido
a todas las incógnitas que rodean a la humanidad. Pero para su desgracia, solo
crearon tronos vacíos, que han sido usurpados por terribles entidades que ahora
se nutren de la fe y esperanzas de sus seguidores.
Hola a todos.
Esta vez quería hablar de un complejo concepto de Las
Cicatrices del Mundo: la fe y las religiones.
En el mundo quebrado los milagros son algo real. Sacerdotes
y hombres de gran convicción puede realizar actos que solo pueden catalogarse
como intervención divina. Incluso los dioses pueden otorgar sus favores a gente
escéptica o no creyente si lo consideran conveniente (ver el artículo de “control”).
Estos hechos otorgan a las religiones un inmenso poder e
influencia. Llegando en algunos casos a suplantar reyes o gobiernos. Llegando a
encabezar guerras con las que asegurar su hegemonía sobre el resto de
creencias.
Pero muy pocos saben que los dioses a los que adoran ocultan
unos motivos oscuros y propósitos que guiarán a la humanidad a su perdición.
Los 8 grandes, dioses de la antigüedad que fueron expulsados al mundo
espiritual en una época olvidada, han encontrado en los cultos de la humanidad
una oportunidad para medrar en poder y controlar a los mortales. Sirviéndose de
la fe de los creyentes y aumentando su influencia en el mundo físico. Estos
dioses han asumido la identidad de las deidades creadas por la humanidad, nutriéndose
de su fe y temor, manipulando a sus seguidores para que cumplan sus designios y
así allanar el camino para su regreso, ofreciéndoles a cambio vacuas promesas e
insignificantes muestras de su poder.