Hola a todos.
Hoy adelanto una mecánica singular en Las Cicatrices del
Mundo. Pero antes de ponerme a ello me gustaría hacer una pequeña advertencia:
La mecánica qué voy a describir a continuación tiene unas
implicaciones tanto en la ambientación como en el sistema que podríais preferir
no conocer si queréis participar como jugadores, ya que revelan algunos oscuros
secretos que el jugador tendrá que afrontar por su cuenta. En otras palabras, podríais
considerar esta entrada como un gran Spoiler. En ese caso, leed bajo vuestra propia
cuenta y riesgo, pues solo horror y arrepentimiento siguen estas palabras.
Si por otro lado planeas dirigir, o simplemente eres de los
que no puede resistir inmiscuirse en asuntos turbios, se bienvenido al lugar
donde la esperanza se convierte en pesadas cadenas.
La puntuación de control.
Todos los Personajes de Las Cicatrices del mundo tienen tres
puntuaciones especiales: Cordura, iluminación y control. En este caso vamos a concentrarnos
en esta última.
Esta puntuación representa el libre albedrío y la capacidad
de resistirse a la voluntad de los dioses del personaje. O, en términos del juego,
el poder que ejerce “la barrera” sobre él (ya llegaremos a eso en otra ocasión).
Esta puntuación comienza por norma general en un valor de 100, y su perdida significará
que poco a poco estará mas vinculado a sus poderosos amos, hasta el punto de
poder convertirse en un esclavo de estos.
Los dioses en Las Cicatrices del Mundo no son entidades
benignas o bienintencionadas. Si alguna vez lo fueron, ese tiempo ya pasó, pues
ahora son seres egoístas, resentidos y medio enloquecidos que solo desean
castigar a la humanidad por un pecado cometido en tiempos inmemoriales. Aunque existen
en un plano distinto al de los mortales, su poder es tangible y muy real para
los habitantes de las tierras conocidas. Y valiéndose de ese poder han
comenzado a reclutar a los mortales, ofreciéndoles sus dones y milagros a
cambio de que ellos rechacen por propia voluntad el poder que los protege de
ellos (la barrera).
Los humanos ya olvidaron las heridas del pasado y pueden
considerar a estas entidades como dioses protectores. Muchos aceptan inconscientes
estos regalos, pues no conocen el precio que acarrean. Pero, aunque lo
conociesen, ellos solo necesitan un momento de debilidad o desesperación para
forzar el pacto. Puede que en tan solo un breve instante un hombre o mujer tenga
una necesidad tan enorme que en ese momento estaría dispuesto a todo por
cambiar el devenir de las cosas. Como estar al borde de la muerte o acabar de
realizar un error que cambiará su vida para siempre, solo con ese momento de debilidad,
uno de los dioses puede concederle su deseo, pidiendo a cambio una parte de su
libertad.
Mecánicamente hablando. El control es una puntuación con la
que el jugador puede negociar con el Dj a cambio de ciertos beneficios de forma
parecida a los Puntos de suerte o similares de otros sistemas con algunas
diferencias:
Los puntos de control pueden usarse para repetir una tirada,
potenciar una acción o librarse de una situación peligrosa entre otros usos. Cada
una de estas situaciones conlleva un coste a negociar entre el jugador y el Dj.
Si el jugador finalmente accede a pagar el coste en puntos de control podrá
beneficiarse de un pequeño milagro (como una segunda oportunidad o un subidón
de fuerza, por ejemplo). Pero tarde o temprano tendrá que afrontar el precio de
sus peticiones.
Conforme el personaje pierda control, los dioses empezarán a
reclamar lo que les pertenece. El personaje empezará a ser hostigado por una
gran variedad de eventos (desde sueños a visiones) que le indiquen como cumplir
la voluntad de su “benefactor”. Conforme mas ligado este a este, más agresivas serán
estas peticiones y menos capacidad tendrá de negarse a estas. Hasta que llegue
el punto en el que no pueda resistirse a su voluntad y se convierta por
completo en un esclavo carente de libre albedrio (control 0). En tal caso, el
Pj ya no es jugable, pero puede que el Dj pueda tener planes para el en el
futuro.
En resumidas cuentas. El control es una puntuación canjeable
que permite a los jugadores manipular los eventos de la trama. Pero que
conlleva un coste a largo plazo que evita el abuso de esta mecánica a riesgo de
convertir su personaje en una herramienta que el Dj puede aprovechar para meter
chicha en una partida.
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